Una felicidad que trae cierta tristeza
consigo, pero que te cura el corazón. No lo entiendes del todo, pero
en ese momento tiene todo el sentido del mundo. Esa libertad. El olor
de la aventura. La adrenalina de dejarlo todo atrás. El frío te
quema los pulmones, pero solo puedes reír con los ojos húmedos de melancolía. Correr sin ningún destino, sin ninguna preocupación.
No sabes donde estás, pero de pronto ya no estás perdido. Ya no hay
más miedo ni incertidumbre. Esa libertad.
Pero te montas en el coche y marchas de
vuelta. Vuelves a sentir el calor y la comodidad, pero ya no hay más
adrenalina, ya no corres, ya no te sientes despreocupado. ¿Qué hora
es? ¿Cuánta gasolina me queda? ¿Qué habrá de cena? ¿Qué haré
mañana? Lo que viviste cada vez se parece más a un espejismo. Los
kilómetros te pesan lo que no te había pesado el abrigo y la radio
no te cuenta nada que quieras saber, pero la escuchas y asientes.
Recorres el mismo camino que pisaste con tus pies, pero ya no hay
rastro de esa felicidad que trae cierta tristeza consigo.
SND
Vente a ser libre conmigo
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