domingo, marzo 4

La tragédie

Empecé a correr...Pum Pum Pum...mi corazón latía a un ritmo frenético.
Una sensación ardiente ocupaba lentamente todo mi pecho. Mis piernas fallaban, me tambaleaba.
Me faltaba el aire.

Me preguntaba cómo había llegado a esa situación...No entendía por qué huía. Pero sabía que tenía que hacerlo.

Era una tarde normal. A las 6 en el parque de San Lázaro. Y allí estaban ellas. Y él. ¿ Por qué él? Ya le había olvidado. Sí. Había ascendido de aquel pozo, profundo, de aquella vorágine de confusión en la que caí cuando oí volar de su boca las palabras: "Ella ha vuelto..."

En ese momento, a las seis en punto, en aquel parque, fue cuando comencé a recordar, de nuevo cuánto le amé, cuánto le odié...y descubrí materializándolo en una explosión de lágrimas furiosas y frías (congeladas como el hielo), que amo y odié a su adicción, y a la mía, como nunca.

Estaba corriendo, muriendo. Ahogándome, cuando desfallecí. Rocé el suelo, llegué al infierno.

Ellas, y sus brazos cada vez más lejanos, me rodearon.

World seems to be over.